domingo, 29 de enero de 2023

EL OCASO DE UN GIGANTE

Demasiado sol…

Demasiado viento…

Demasiada agua…

Demasiados años…

Hace un par semanas uno de los cimales del viejo olmo del Arquillo, llamado C2 (según el registro que hizo el biólogo y botánico extremeño Diosdado Simón en la ficha técnica allá por Enero de 1989) dijo basta, cedió, se rompió, dejando a este gigante vegetal sin uno de sus brazos que durante centurias se había erigido hacía el cielo.





Era cuestión de tiempo que pasara, aunque muchos deseábamos que no fuera así. Demasiados recuerdos, demasiadas tardes (y algunas mañanas) cuando éramos críos y este gran árbol se convertía en nuestro bastión , en nuestro escondrijo, en nuestra casita del árbol o la guarida de unos pocos amigos, hermanos o primos, que pasaban el tiempo escurriéndose por sus agujeros y huecos, subiendo y bajando por los nudos de su retorcido tronco. Una especie de miniparque de atracciones donde jugamos con libertad y donde podíamos ser lo que quisiéramos, cualquier cosa donde nuestra imaginación infantil nos llevara y pasar horas y horas alejando el tedio años luz de nosotros.

Pero como todo, el tiempo hace mella y a pesar de los esfuerzos del consistorio de Cañaveral por apuntalar esos viejos y cansados brazos y de las podas necesarias que se hicieron en su día para evitar excesivas cargas de ramajes, el peso (posiblemente por el aumento de volumen debido a las últimas lluvias torrenciales), la vejez y la propia naturaleza de la estructura han hecho sucumbir la caída de uno de los cimales de este gigante.

Testigo inmóvil y  típico representante de aquellos que cobijaban las tertulias en las plazas de los pueblos y las aldeas, no se va y nos deja solos, no, su retoño se desarrolla fuerte y sano en uno de sus costados y quién sabe, a lo mejor, dentro de 200 años alguien vuelve a escribir del Olmo del Arco como El más viejo del lugar…

Imágenes: propias y redes sociales.