Subiendo hacia la Canal por el
carril que sale de la carretera a poco de dejar la “Calleja de los Bolos” y un
poco antes de dar vista a los Pilones de la canal, sale un carril forestal hacia
la derecha, el cual se dirige a las fincas de “El Chorrillo” y otras. Pues
bien, a poco de incorporarnos a éste en su parte derecha se encontraba “La
casina del Guarda” recostada en la solana de la Sierra de Arco.
Paraje de "El Chorrillo" |
En aquel tinado vivía un cabrero
con su familia. Esta casina era muy pequeña, de planta baja, de una sola
estancia, su puerta miraba al Sur y a la derecha, en el rincón era el lugar de
la lumbre y en la parte izquierda tenían una cama y poco más enseres. Al lado
de la puerta, en la zona destinada a la cocina había una pequeña ventana para
dar luz al reducido habitáculo y a la vez desde donde el guarda vigilaba los
huertos de los que era responsable de su cuido frente a los amigos de lo ajeno.
Dada la inclinación del terreno,
por su enorme desnivel, había al menos dos o tres escalones o peldaños de
piedra para entrar en la casa y a ambos lados de la puerta un poyo, siendo de
la parte izquierda de bastante altura, con pizarras en los asientos donde las
lavanderas dejaban los baños de ropa por la noche sino terminaban de lavarla.
El de la parte derecha era más estrecho, es decir, de menos fondo y llegando a
la puerta de la corraleja.
Al lado de la casina, ajena a
ella, había una pequeña corraleja, también de piedra, y la cubierta era de
escobas, sin tejas, al menos como yo la recuerdo. En este lugar tenían gallinas
que andaban sueltas por toda la campiña de alrededores, y éstas le servían al
guarda como ayuda económica a su familia
, pues venían a Cañaveral para vender los huevos de campo bien en una burra que
tenían o andando.
Por entonces no había arbolado en
la Sierra, sino algún que otro alcornoque
diseminado. Después vino la repoblación forestal, sembrándola de pinos, pero un
voraz incendio lo arrasó todo el día 21 de Agosto de 1975. Posteriormente, se
volvió a repoblar con Eucaliptos sin respetar zona alguna del manantial del
agua con lo que se vio mermado el caudal que siempre hubo y que era muy
abundante.
El 12 de Julio de 2006 el fuego
de nuevo arrasó toda la solana de la Sierra de Arco, quedando reducido estos
población de eucaliptos a un escaso número.
Texto original: Manuel Ramos González
Texto editado: Emilio J. Orovengua