Nunca pensaron 2 mujeres dedicadas a la labor de lavanderas de ropas ajenas de gente pudiente de Cañaveral lo que les sucedería un día cualquiera en Villa del Arco...
Transportaban la ropa
en grandes cestos o baños en la cabeza, lavaban en los pilones de la
Iglesia normalmente, pues a los de la Canal iba más la gente de Cañaveral y
escasamente de Arco, tal vez por los buenos tendederos que había en el de la
Iglesia.
Pues bien, venían ambas mujeres con sus cestos a la cabeza,
cuando por “la calleja de los bolos” las alcanzaron 2 hombres montados a
caballo, con otras 2 bestias a cabestro. Las preguntaron si sabrían decirles
por donde se iba a un lugar “Horno Tejero”
(éste se encontraba frente a la puerta de la denominada “Huerta de la
Médica” y al lado de la finca conocida
como "Cercado de los Almendros" y cerca de "El Romero" y otras pequeñas propiedades).
Les informaron lo mejor que pudieron por el camino a seguir.
Era ya el anochecer,
y las 2 mujeres quedaron extrañadas de interesarse por aquel lugar y
sobre todo a aquellas horas, pues era al anochecer como dije antes.
Lógicamente lo comentaron con sus respectivos familias a la luz y el calor de la lumbre mientras cenaban, y al día siguiente pues se comentó lo que
había sucedido por esta pequeña aldea.
Un lugareño fue a por
una carga de leña de jaras (por aquella zona era abundantes) y descubrió una pequeña regatera ( que actualmente se
puede ver) había una corta excavación y al final de ésta quedaba claramente
pronunciada la huella de haber estado enterrado una arqueta de regulares
dimensiones ¿Se trataría del tesoro?. Esto es lo que pensaron los aldeanos de
esta pequeña Villa.
Aún hoy se recuerda perfectamente el lugar , aunque ya se ha
producido en el mismo una pequeña regatera.
Texto original: Manuel Ramos González
Texto editado: Emilio J.Orovengua.
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