Si entráramos en esta Villa por
la subida de El Egido nos encontramos de frente con “un moderno chalet” que
nada tiene que ver con lo que era la Casa
Escuela del Arquillo, donde entonces realizaban sus estudios primarios los
escolares de la localidad de mi época, sobre 10 o 12 alumnos aproximadamente,
entre los que vivíamos allí y los hijos de los ganaderos de las fincas
colindantes.
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El moderno chalet... |
Este edificio contaba con 2
plantas. La planta baja la componía un amplio zaguán al que se pasaba desde la
calle por la puerta principal que daba lo que hoy es la explanada y que se
denominaba “El Llano del Cura”. A la
parte izquierda de este patio se encontraba una pequeña habitación destinada a
comedor, de la que se pasaba al jardín donde en el centro había una enorme
higuera y alrededor de las paredes arriates con diversas plantas. Al fondo y
parte derecha del jardín, existía un
pozo con un buen manantial, pues salía agua a través de la pared hacia la “Calle del Beleño” que es la que baja
desde el Llano del Cura hacia el “Barrio
de Abajo”. A continuación del comedor, había un dormitorio con la entrada
también a la parte izquierda del patio o zaguán. Después, frente a la puerta de
entrada había en el mismo centro de la pared una especie de alacena (sin puerta)
de dos o tres baldas de ladrillo o pizarras, pues estaban lucidas y blanqueadas
por todas partes. Allí, la maestra tenía bandejas, platos, jarras y otros
adornos. A la parte derecha e izquierda de esta alacena, 2 puertas: la derecha
daba paso a la cocina y la de la izquierda a la otra habitación dormitorio que
carecía de ventana. En cuanto a la cocina, era pequeñita y tenía una bodega o
despensa también de reducidas dimensiones y tenía una ventana que daba al
huerto allí existente, aprovechando el hueco de una pequeña escalera de
pizarras que existía en mencionado huerto para bajar de unas calzadas a otras.
En cuanto a la cocina, tenía una pequeña ventana que daba a la “Calle del Laurel”.
En el zaguán de la entrada, en su
parte derecha, arrancaba la escalera para subir a la planta alta y en el hueco
de la escalera estaba “el poyo de los botijos” y encima otra balda apaisada.
Al final de la escalera, nos
encontramos con el descanso de ésta, y a la parte izquierda había una puerta
que daba paso a una enorme cocina, cuya chimenea se encontraba en el mismo
centro de la habitación; sobre 2 enormes pizarras que salían de la pared, como
un metro de altura, se apoyaba la chimenea que se encontraba en el centro del
tejado y sobre la que había una veleta que remataba en una cruz (está veleta
aún existe hoy en la nueva construcción que se ha llevado a cabo, ver foto).
Al lado opuesto a la entrada
había otra puerta que comunicaba con un pequeño pajar. Al lado de la puerta,
junto al rincón, había un fregadero que consistía en una enorme pizarra sujeta
entre las dos paredes, la que daba a la calle y la que daba al pajar. Este
fregadero estaba ligeramente inclinado a la calle para que el agua saliera a
través de un pequeño canal adosado a la pared para que el agua fuera expulsada
fuera de la fachada.
Desde el propio descanso de la
escalera pasamos a la puerta de enfrente y tenemos acceso a un pequeño local
que servía de archivo, trastero o algo así. Tenía una pequeña ventana que daba al “Huerto
del Horno”. En la parte izquierda de esta pequeña habitación estaba la
puerta que daba entrada a la escuela. Este local era muy bonito, con mucha
luz, tenía una ventana bastante grande que daba al mencionado Huerto del Horno
y 2 claraboyas en el tejado. Su piso al igual que todos los demás no siendo el
patio que era empedrado y con argamasa, eran todos de pizarra. Las de la escuela,
muy bonitas y cuadradas y de igual tamaño. En el rincón existía al final de la
pared de la derecha, entrando había un armario que era la pequeña biblioteca
donde se encontraban los libros en pequeños montones: Fábulas Educativas, Alboradas, El Cielo, Juvenciones y Juventores,
Gramática, El Quijote y muchos otros títulos más. También teníamos un Globo Terráqueo.
En el rincón opuesto, al otro lado de la ventana, había una pequeña balda
formada por una pizarra sujeta entre las 2 paredes y sobre la que estaban las
“pesas y medidas”. En las paredes este y frente a la puerta de entrada, un Mapa
de España, Un Mapamundi y un cuenta bolas y dos pizarras encerados.
Al lado de la puerta un cuadro de
la Inmaculada y un pequeño dosel con un crucifijo. Delante, la mesa de la
profesora (Doña María Rodrigo Carrascal) con un sillón de madera y el asiento
de enea o juncos. Otras profesoras fueron: Dña.María Ruiz Pérez, Dña. Tere,
Dña. Antonia Galán, Dña. Gloria Pérez. Esta última que era de Losar de la Vera,
la estuvo sustituyendo mi hermana Petra, y al casarse mi hermana, me quedé yo
dando clases durante cierto periodo de tiempo.
Así era la casa escuela de Villa
del Arco en sus orígenes hasta que fue adquirida ya en estado ruinoso por la
Asociación de Amigos Villa del Arco, al sacarlo a subasta pública el
Ayuntamiento de Cañaveral.
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La Escuela del Arco antes de ser demolida... |
Puesto que la Asociación carecía
de medios económicos para su restauración y mantenimiento, se le cedió al
Ayuntamiento de Cañaveral por un periodo de tiempo y el gobierno de por aquel
entonces procedió a su derribo para edificar el edificio ahora existente, que
poco o nada tiene que ver con lo que era en realidad la Casa Escuela del
Arquillo. En principio se pensó en utilizar como Albergue de Peregrinos del
Camino de Santiago, pero debido a la distancia y el desplazamiento de 3 km que
deberían hacer los peregrinos desde el camino original de la Vía de la Plata,
en un futuro esta obra se dedicará a ser una “Posada Rural”
Texto original: Manuel Ramos González
Texto editado: Emilio J. Orovengua