Dos son los accesos que nos conducen a este bello paraje de La Canal. Bien sea desde la Plaza del Álamo o desde la propia carretera que conduce a Arco, a pocos metros de la salida de la Calleja de los Bolos, subiendo a la parte derecha por el carril existente.
Si bien es cierto, no tener datos
eficientes al respecto, pero posiblemente sea esta la primitiva fuente que
hubiera en El Arco. Su manantial, a no muchos metros de distancia, conocido
localmente como “el nacimiento del agua” brota entre unas peñas y mediante una
arqueta existente junto al arroyo, divide el agua a las dos fuentes: una que abastece
el pilón de la Iglesia y va entubado y otra que va a la Canal con más caudal,
por cuanto esta discurre arroyo abajo y se va recebando por los márgenes de
éste, en medio de helechales y jaras.
Un pilón grande, redondo, con los lavaderos de pizarra y otro más pequeño, unidos ambos por un paso de pizarras y que servía y sirve para pasar de un lado al otro. Valía el primero para lavar la ropa, pues mucha gente de Cañaveral subía a diario a lavar ropa ajena y así se ganaban la vida. El pilón pequeño era destinado para aclarar la ropa, la cual luego se tendía sobre las peñas y arbustos de la zona.
El agua procedente del arroyo, caía a una hermosa pila de granito que está adosada a un pequeño muro que cortaba el arroyo y el agua sobrante del único caño sobre la pila, rebosaba mediante una “pesquera” y seguía al denominado “Arroyo de la Canaleja”. Esta pila de granito se encuentra muy deteriorada por cuanto los horneros aguzaban los calabozos de rozar las jaras en la misma.
Las aguas de este pilón eran
conducidas mediante un canal de ladrillos adosado a la pared de los huertos de
la denominada “Calleja de la Canal” hasta la Plaza del Álamo, siendo destinadas
al riego de las diversas fincas o bien para conducirlas a “La Laguna del Ejido”
juntamente con las del pilón de la Iglesia, donde igualmente subían las
lavanderas para ganarse su sustento caso de estar ya completos los lavaderos de
la Canal. El pilón de la Iglesia era más para la gente del Arco, quién también
lavaba ropa ajena de las personas adineradas de Cañaveral.
La zona izquierda del manantial de Arco, es conocido como “el Valle del Nuestra Señora” visto desde este pilón de la Canal. Es lugar, en un día de la Romería de san Benito de Cañaveral, debido a una fuerte tormenta y como consecuencia de una enorme tromba de agua en la zona de la Sierra, arrastró una gran cantidad de peñas, gravas y tierras, lo cual cubrió prácticamente toda aquella zona, de tal modo que la enorme avenida rompió la pared del huerto en que comienza el arroyo quedando sepultados tanto el propio arroyo, así como los márgenes de este, hasta cerca de la carretera. Todo parecía una enorme explanada, con ambos pilones y sus alrededores totalmente cubiertos por lo arrastrado arroyo abajo desde la Sierra. Fueron muchos años lo que se tardó en devolver al lugar su original estado, aunque hoy en día todavía se pueden ver algunas de las enormes piedras que fueron arrastradas por la escorrentía en los alrededores del mismo.
Texto original: Manuel Ramos González
Texto editado: Emilio J. Orovengua
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